20.3.06

A mi madrileña...

Ayer se me partía el alma escuchándote. Intenté, y lo conseguí, echar para atrás mis lágrimas al oír tu llanto ahogado. Cuando estas cosas pasan en el mundo es cuando realmente me planteo ¿qué hemos hecho mal?

Ahora mismo me gustaría poder tener los brazos tan largos que llegaran desde aquí a poder abrazarte por detrás pero veo que eso es imposible para mí. Me gustaría poder secarte las lágrimas con una patada al destino pero sé que eso también es imposible. Quisiera tirar tus problemas al Océano pero tampoco puedo conseguirlo.

Lo único que puedo hacer es compartir tu dolor porque lo conozco, lo siento y lo vivo. Lo que si que puedo hacer es escucharte sea la hora que sea, llorar juntas, reirnos juntas o estar en silencio juntas. Eso sí que lo veo posible para mí.

Imagino que te encontrarás perdida, pero tienes algo por lo que seguir adelante. Ahora tienes que fijarte en las pequeñas cosas que nos da esta vida y se que en muchas ocasiones se te quedará la mirada perdida, lo sé porque a mí después de dos años aún me pasa, y cuanto tu mirada se vuelva a encontrar te darás cuenta que simplemente estabas mirando un árbol. ¿Y qué es un árbol? Es una de esas pequeñas cosas que nos da esta vida. O no tan pequeña.

Con esto quiero decirte que yo no me supe romper por dentro, no quise despedirme y creo que cometí un error. La mejor forma de echar para delante es recordar las sonrisas, los silencios, las miradas cómplices, los momentos más maravillosos que hayas tenido, incluso las pequeñeces, los defectos… Son lo que nos hace ser Grandes en esta vida.

Y si es cierto que cuando alguien muere nos puede ver desde ahí arriba, estoy segura que él te mirara con ternura y cariño. Yo no puedo asegurar esto último que digo, sólo hablo de una de las tantas hipótesis que nos han dado a lo largo de los años.

Ahora querida quisiera regalarte océanos de felicidad pero sé que son momentos difíciles y quería dedicarte unas líneas para que sepas que la vida sigue adelante, que el tiempo y la marea ni se paran ni esperan, que tienes a alguien al pie del Océano Atlántico para escucharte, para llorar o reír hasta que se agote la tinta de mi bolígrafo.

…Seguiré encendiendo la luz del Faro cada noche.

7.3.06

Recetas...

Una copa por la media noche
que te hace entrar por la puerta.

Un bastonazo por las llamadas
que me desconcentran.

Una rosa azul por cada beso
que sale de tu boca entreabierta.

Una patada a la pared
por cada bata blanca que cruza mi mirada.

Un café por cada mirada cómplice
que se convierte en guiño por la mañana.

Un puñal a cada llamada
que me despierte de madrugada.

Una estrella por cada caricia
que sale de tus manos castigadas.

Un billete de ida sin vuelta
a cada mala palabra.

Mi faro y mi océano cada lunes
con la luna por almohada.

Una última lágrima para el día
en que la vida se acaba...