No puedo dejar de pensar en... abrazarte hasta sentir tu pálpito salvaje, comerte la boca con la humedad como único refugio, sentir tus pechos firmes y duros en mis manos, esnifar el aroma a sexo que dejas en mi alcoba.
No puedo dejar de pensar en poseerte esta noche sin excusas; el tiempo se nos va, y carpe diem es nuestra única promesa.