20.12.06

En la orilla


En la orilla del mar se refleja mi rostro más brillante que al natural. Si lanzo una piedra sobre ese refeflejo, desaparece por momentos, para volver a mostrarse de nuevo, más brillante si cabe. Si intento acariciarlo tiembla como un bebé helado de frío. Pero si me marcho, permanece ahí, inerte y pensativo. Y en silencio.

En la orilla del mar de mis deseos prohibidos, mi rostro no es el mismo, pero su lejana mirada le delata.

Lestat in the Templo

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