1.12.06

Eternidad


Se apresuró a decirme "¡para!", pero sin duda ya era demasiado tarde para ello. La inquietante mezcla de su miedo inocente y mi pasión desmedida conformaron un cocktail que se fue enriqueciendo con los aromas oscuros de la noche. Me acerqué lentamente a su cuello, y lo besé como nunca lo había a hecho, con mis labios palpitando y el ardor de un escenario en llamas bañado por la desnudez de nuestros cuerpos. Un suspiro y mis colmillos absorvieron todo su ser; toda su esencia.

Fue mi primera vez, y a partir de entonces no pude dejar de hacerlo. A partir de entonces navego en busca de un cuello que me satisfaga cada noche, que alimente mi alma.

Y siento la eternidad a mi alcance. Cada noche...

Lestat

No hay comentarios: