Tal cual salida de una canción de Sabina se llamaba... digamos que Tamara y un buen día me apareció en la Plaza Roja como si le pusieran las maletas a la estatua de un poeta inmortalizado en su glorieta. Y no os penseis que estoy aprovechando una canción de Sabina para hacer un post, no, me apreció con la maleta en la mano... Os podeia imaginar todas las cosas que se me vinieron a la cabeza en esos momentos (ay ay ayyyyyyyy!!!! andele manitooooooo pos no maaaaaaas!!!! otro tekilaaaaaaaaa!!! que la tama se me viene conmigo!!!!). Falsa alarma ella es de las que cada vez que se aburre de andar da un salto mortal (de ahí que aún llevara la tarjetita de Iberia en la maleta).
Esa tarde-noche como ya os conte Llovia sobre mojado en Compostela (dicen que allí todo el año lluve sobre mojado). Nos refugiamos en un café a competir y enga... Descubrimos que las dos nos bajamos en atocha (bueno no literariamente somos masocas y viajamos con Iberia, Bendita maldita T4) y estuvimos casi juntas en Madrid. Transcurrió la tarde por Compostela y cada una a su asunto... Ella se fué despacito con su maleta... No quise retenerla.. ¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?
Tengo una cosa que decir... ¿Quedan batas blancas fiables en este mundo?
(Me sigues viendo en en Parlamento jojojo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario